Reseña: "El Nervio Óptico" de María Gainza.

 Sospecho que a todos nos ha pasado entrar en un museo o galería de arte y contemplar las obras, algunas con más curiosidad que otras, intentando imaginar qué pasaba por la mente (o por el ojo) del artista. ¿Qué vio en esas pinceladas? ¿Qué sentía para usar esos colores? ¿Qué habrá vivido para ver el mundo en esa paleta, en esas pinceladas?



El Nervio Óptico es la primer novela de María Gainza, y en ella recorremos la vida de la protagonista a través de diferentes pinceles. Cada capítulo se concentra en un episodio vivido en un tono anecdótico que busca la confianza y empatía del lector, en una alegoría sutil pero visible con la vida de artistas visuales de diferentes orígenes y movimientos. Así es que podemos comparar a una amiga que se va de viaje con la vida de Fujita, un pintor japonés que viajó a Europa para llegar a vivir su sueño de fama infinita; o una muerte accidental con la expresión del ciervo de Dreux siendo cazado por perros.

Cada relato explica, en paralelo con el episodio vivido por la protagonista, la historia de cada artista detalladamente: en qué época y lugar les tocó vivir, cómo la sociedad reaccionaba a su talento, cómo se autopercibían y dónde están sus cuadros actualmente. Particularmente, ese es uno de mis aspectos favoritos de este libro, el conocer al humano detrás de cada cuadro y las emociones o experiencias que los llevaron a producir tales obras. De esta forma, el lector sencillamente no tiene alternativa más que pararse en los zapatos del pintor y ver sus pinturas desde una perspectiva más amable y comprensiva. Así, se vuelve evidente que cualquiera de nosotros puede pasar por episodios similares y buscar en el arte una forma de expresarnos y curarnos.

La lectura de este libro es como esas conversaciones tranquilas, con mates de por medio, de domingo a la tarde, en las que escuchamos más de lo que hablamos, en las que una persona nos cuenta anécdotas, cada una con su tinte, con nostalgia, melancolía o como una simple reflexión. Me pasó así, y pude haber hecho otra cosa, pero lo que hice fue esto. Y resulta que a este pintor le pasó algo parecido, y pintó así. Este tipo de conversaciones, o en este caso este tipo de lectura, nos enseña (o nos recuerda) que todos somos humanos y buscamos en nosotros mismos herramientas para lidiar con lo que nos depara el destino. De más está decir que el punto en común entre todas las historias es que la herramienta de salvación es el arte: la pintura para cada pintor, la escritura para la protagonista.

Que la autora es una apasionada del arte no es ninguna novedad, salta a la vista desde el primer párrafo. Y lo bueno de las pasiones es que contagian. El verdadero desafío es, entonces, leer el libro sin googlear las pinturas (yo no pude). O, más bien, terminar el libro y aguantar las ganas de visitar algún museo. Porque, después de esta lectura, veremos infinitas pinturas, pero nunca más diremos "yo no veo nada".

La Maga.

Comentarios

  1. Soy amante del arte, pero nueva en apreciar de verdad una pintura, ¡quiero leer el libro! Pero no sé si sea buena idea, porque querre correr a un museo terminandolo y con todo lo que pasa, no lo creo.

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    1. No olvides que muchos museos están ofreciendo visitas virtuales! Que, obviamente, no es lo mismo, pero al menos podrás armar un mapa con tus museos favoritos y visitarlos ni bien se pueda! Si sos amante del arte, definitivamente este es tu libro.

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