Reseña: "Bravo & Cruel", de Denton Welch
TÍTULO: Bravo & Cruel.
AUTOR: Denton Welch.
EDITORIAL: La Tercera Editora.
PÁGINAS: 369.
Por lo
general, para leer una historia no necesitamos más que el nombre del autor. A
veces, incluso de eso se puede prescindir. No obstante, sucede también que la
historia del autor puede jugar un rol de suma relevancia en el andar de su
pluma, en su forma de comprender la vida, en las emociones y los sueños, en la
belleza que logran transmitir al papel.
Si leemos la biografía de Denton Welch, su infancia entre China e Inglaterra, la prematura muerte de su madre y sus frustraciones artísticas, no nos sorprende que "Bravo & Cruel", su antología de cuentos, refleje tan claramente su recorrido. En cada relato, la estética oriental y el ingenio británico se fusionan en un equilibrio perfecto para sumergirnos en un mundo que, de pronto, no nos es para nada ajeno. Con una amplia variedad de temas, Welch nos acerca a diferentes experiencias humanas y su impacto en nuestra vida, tales como la cercanía de la muerte, la enfermedad, la atracción, la soledad, etc. Cada narrador nos cuenta su experiencia partiendo de una perspectiva calculadamente ingenua pero sumamente observadora y perceptiva, con detalles que implican lo que no está dicho. Así, sentimos en carne propia lo que se entiende y lo que se da a entender, y nos quedamos con ganas de escuchar una anécdota más.
"¿De verdad estaba sólo pensando, reflexionando sobre lo malo, agradeciendo lo bueno? ¿O estaba almacenando los suspiros y sonidos a su alrededor para otro día?"
Creo sumamente necesario destacar la prosa de este autor en su estética precisa y minimalista, así como en su inteligencia a la hora de elegir qué información brindar y qué confiarle a la imaginación del lector. Contar con un narrador tan detallista nos ayuda a saber más de los personajes y las acciones que lo rodean con muy poco, y es en esa confianza que nos aventuramos a imaginar las razones, los motivos, lo que cada personaje oculta en pequeños gestos involuntarios. Es su sutileza llena de pormenores significativos la que nos seduce hacia el final de cada historia, y nos acompaña a descubrir (o no) la resolución del conflicto.
"El Hambre era todo, el mundo entero, pero justo a sus espaldas acechaba el Miedo, aunque el Miedo sólo era una forma gris."
Otra virtud de
este libro es que presenta evidencias fehacientes de que el autor consigue muy
elocuentemente retratar la complejidad humana desde diferentes miradas. Por un
lado, los primeros relatos son narrados por niños, a los cuales vemos en cada
impulso emocional, en cada confusión de sensaciones, en la incomprensión de los
adultos, en esa intriga inexplicable que se apodera de nosotros cuando somos
niños y hacemos algo que no debemos, que traerá problemas. Pero lo hacemos
igual. Por otra parte, los últimos narradores (adolescentes o adultos) son
tangible mente más racionales y basan sus relatos en la observación, siendo
sumamente conscientes hasta de la propia estupidez o inteligencia de sus
acciones. En pocas palabras, no hay un personaje que no nos genere la sensación
de un pasado profundo, de sombras que desconocemos, aunque en muchos casos no
hagan a la historia. En ese sentido, percibimos humanidad, y cada acción se
vuelve palpable, como las anécdotas de un viejo amigo.
Del autor,
supe lo que leí en la biografía que aparece en el libro, y que voy a repetir al
final del post. Supe que pintaba, y entendí su nivel de observación, de encontrar arte en los más mínimos detalles. Supe que
sufrió un accidente, y entendí su percepción de las tragedias, de las emociones que muchas veces no logramos comprender. Supe que
disfrutaba picnics solitarios de lectura, y entendí a cada narrador en su individualidad y su observación de los demás. Supe que
creció en China y vivió en Inglaterra, y entendí la presencia de ambas
literaturas con sus virtudes fusionadas en cada expresión.
Del autor, supe que toda nuestra historia atraviesa lo que sea que escribimos. Y que la belleza habita en cada detalle de lo que nos hizo quienes somos hoy.
La Maga.
DENTON WELCH
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