Reseña: "Tantas Soledades" de Jorgelina Etze.
¿Qué hace a un buen cuento? ¿Qué hace a un cuento significativo? Muchas palabras. Muchas páginas. Muchas ideas. Muchos personajes. Muchos lugares. ¿Tanto? No. No creo. Muchas palabras se convertirían en verborragia y perderían valor. Muchas páginas lo volverían tedioso y redundante. Muchas ideas terminarían por resultar confusas. Muchos personajes se encontrarían sobrando y sin saber exactamente qué hacer. Muchos lugares serían una travesía más que una narración, y si la narración se cruza con ella, se volvería novela.
Jorgelina Etze no cae en ninguno de los pecados anteriores. "Tantas soledades" es una antología de cuentos en la que comprobamos que hacen falta pocos elementos bien organizados, cierta discreción y un movimiento inesperado para armar una buena historia en las páginas justas. En cada uno de sus relatos, encontramos personajes solitarios que se enfrentan a la cotidianeidad en su aspecto más llano: con la soledad como compañera incondicional y el peso de su propia voluntad en sus pies.
Los cuentos de este libro tienen las páginas justas, las palabras justas, apenas dos o tres personajes que engloban un mundo de emociones y que están transitando procesos al momento de contar su historia. Con anhelos y dudas existenciales, pero también con determinación innegable, cada voz es síntesis del libre albedrío, con la inevitable responsabilidad que implican las consecuencias de cada decisión. Más allá del juicio moral que podamos emitir como lectores, cada historia tiene su propia verdad en ojos de quien la protagoniza.
Por otra parte, la prosa de Jorgelina Etze nos orienta en cada relato, liviana y sin filtros, sensible y oscura. Tanto personajes femeninos como masculinos encuentran una voz que les va bien en personalidad, en carácter, en cultura y en sentimientos. Todos estos aspectos logran que la lectura sea fluida y capaz de atraparnos por horas sin que nos demos cuenta, como aquellas charlas con amigos en la que el tiempo intenta escaparse y nosotros lo dejamos ir. A estos elementos les sumamos un cálido y realistamente mágico homenaje a Gustavo Cerati, que nos sorprende con una nota de nostalgia y canciones inolvidables.
Movimientos drásticos, malas decisiones, desencuentros, sueños truncados; todo eso que es parte de nuestra vida es parte también de estos cuentos, pero sin medias tintas, sin reproches ni arrepentimientos.
Sin duda, historias que valen una buena lectura, que se nos va a pasar volando, pero nos va a llenar de ecos.
La Maga.
JORGELINA ETZE
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