Reseña: "Distrito Territorial San Telmo", de Claudia Cortalezzi.

TÍTULO: Distrito Territorial San Telmo

AUTORA: Claudia Cortalezzi
EDITORIAL: Ayarmanot

PÁGINAS: 170

Uno lee distopías; uno lee distopías modernas y encuentra al posmodernismo maximizado al extremo. Tecnología con propósitos despiadados; la ciencia con propósitos despiadados; la supervivencia y un héroe que encuentra algún atisbo de lo que en algún momento se conoció como normalidad. Sin embargo, uno lee distopías. Uno lee distopías, uno se acerca a sus orígenes y encuentra una sociedad absolutamente vil y de una manera que nos es totalmente ajena. Uno lee 1984, uno lee Un Mundo Feliz, y se pregunta qué habrán visto Orwell o Huxley para llegar a tal deshumanización. Simple. Vieron guerra, holocausto, el absurdo convertido en monstruo ideológico. Un monstruo que, maximizado al extremo, nos hubiera convertido en sociedades así.

Pocas distopías imaginan una Argentina atravesada por el despotismo y la tortura como lo hubieran hecho Orwell, Huxley o Burgess. Y es en este desafío en el que Claudia Cortalezzi escribe "Distrito Territorial San Telmo", una distopía fiel a la primera ola, que se desarrolla en una Buenos Aires oscura, dividida en distritos y gobernada por tiranos que torturan vilmente a cualquier tipo de oposición. En este contexto, Marcia y Rufino sobreviven en la marginalidad y escapan del poder y sus estremecedoras torturas.

Para hablar de la prosa de la novela, no hacen falta tantas palabras. La prosa es, ante todo, argentina. La autora logra que el narrador, los personajes y hasta los lugares nos hablen con acento e idiosincrasia porteños, con palabras rioplatenses, con nuestros gestos y tonos. Es una familiaridad incómoda la que propone la lectura, una familiaridad siniestra, en la que aquella ciudad tan hermosa y que hemos visto tantas veces brillar se convierte en un ámbito definitivamente hostil, subversivo. No necesitamos tantos recursos para imaginar que La Rosada esté rodeada de ruinas, de baldosas rotas; no necesitamos tantos recursos, y por eso emerge lo siniestro. Lo que conocemos se vuelve cruel, perverso, y duele.

También triunfa Cortalezzi en el dominio de las sensaciones. Las imágenes colman la imaginación, si, pero también colman los sentidos, y nos sugieren asco, nos sugieren un impacto visceral. Las torturas se vuelven tan nefastas que nos revuelven el estómago, nos golpean la imaginación hasta desorientarla. En esto también encontramos otro punto en común con las distopías de origen, leemos las cirugías indescriptibles a las que son sometidos los insurgentes y recordamos el amor como una emoción prohibida en 1984, recordamos la reproducción regulada y controlada en Un Mundo Feliz, recordamos un ojo bien abierto de La Naranja Mecánica. Lo leemos "en criollo", y lo siniestro duele.

Qué habrán visto Orwell, Huxley, Burgell. La historia puede responder, en parte. El presente puede responder si alguno estuvo más cerca de cómo sería el futuro en realidad. En parte. 
Habrá que ver qué habrá visto Claudia Cortalezzi en Buenos Aires, en Argentina, para imaginar esta distopía. No es tan difícil de imaginar. 

Pero, además, habrá que averiguar, principalmente, si todavía estamos a tiempo de revertirlo.

La Maga.

CLAUDIA CORTALEZZI

Escritora-Compiladora-Editora-Taller literario-Ciclos de lectura. Trenque Lauquen, Buenos Aires (Argentina), 1965. Vive en Alejandro Petión, Cañuelas. Coordina talleres de corrección literaria en narrativa: grupos e individuales; en la Biblioteca Sarmiento de Cañuelas, y en CABA (también virtuales). Dictó talleres en las Ferias del Libro de Buenos Aires y Lima, 2017 y 2018, respectivamente. Organiza dos ciclos de lectura: "Mateada Literaria en Uribe", con Araceli Contreras y Fabián Rossini; y "Bravas y Breves", con Mónica Cazón, Celina Aste y Mónica Pano, en la BibVal de la Biblioteca del Congreso de la Nación. Colaboró con la revista Guka. Corrigió durante tres años el periódico La Información, de Cañuelas, donde fue redactora de la página de Cultura. Trabajó como redactora de contenidos en diarios y revistas. Integra el laboratorio de lectura crítica #MicroLee. Libros: tiene seis libros propios, compiló tres antologías. Sus cuentos y microrrelatos se publicaron en Argentina, España, Perú, Colombia y Cuba. Fue jurado en concursos literarios. Fundó y dirige, junto a Fabián Rossini, la editorial Luvina.