Reseña: "Dublineses", de James Joyce.

 Decimos "políticamente correcto, políticamente correcta". Llamamos a algo "políticamente correcto" cuando es leal y coherente a los valores de un determinado grupo y evita ofensas, discriminaciones, incomodidades, confrontaciones de cualquier tipo. Decimos "políticamente correcto" y suena casi diplomático, más allá de lo que se plantee, más allá de lo que se argumente, es una traducción pacífica de sentimientos, emociones, un formato anestesiado de mensaje. Pensemos, entonces, que en un mundo acostumbrado a lo "políticamente correcto", James Joyce empezó a escribir.

Cuando se le pidió un libro en el que se ilustrara claramente la cultura irlandesa y sus principales valores, James Joyce presentó "Dublineses", una antología de cuentos en apariencia sencillos y con tramas claras, pero en esencia sumamente profundos y complejos, fieles al estilo de su autor. Las tradiciones irlandesas, su idiosincrasia y principales costumbres atraviesan cada una de las historias, así como el contexto social y el momento histórico. Es así que encontramos enfrentamientos, a veces sutiles, a veces implícitos, entre católicos y protestantes, entre realistas y separatistas. Entre tradición y modernidad.

Los cuentos representan a través de sus personajes diversos momentos de la vida, así como situaciones que eran atravesadas a principios del siglo XX por hombres y mujeres, tales como los desafíos de la vida económica, la oportunidad de una nueva vida en países como el nuestro, instituciones como el matrimonio, entre otras. Pero, además, encontramos también emociones y sentimientos que resultan atemporales, universales, sin importar de qué siglo estemos hablando: el temor a la muerte, la soledad, la ambición, la reconciliación. En esta clave, vemos tanto a la sociedad irlandesa de hace poco más de un siglo, como a la naturaleza humana en su condición más pura.

Poco puedo decir yo de la complejidad que caracteriza a la prosa de James Joyce. Como ya fue mencionado, tramas que en apariencia resultan insulsas, sencillas, lineales, esconden referencias a textos anteriores o contemporáneos a su época, propios o de otros autores; palabras sencillas y mensajes directos ocultan fantasmas oscuros, silencios reflexivos y la tormenta propia de cada personaje. También hay conexiones entre algunos cuentos y otros; entre la estructura de los cuentos y las de clásicos indiscutibles; entre palabras y frases del mismo Joyce en otras de sus obras. Hay conexiones, esas conexiones, que encontramos. Y seguramente también haya conexiones que sólo el propio Joyce reconocería.

Políticamente correcto. Qué frase tan trillada, hoy en día. Si nos pidieran hoy en día un libro que represente a la cultura argentina y sus principales valores, seguramente haríamos nuestro mejor esfuerzo por reflejar lo más enriquecedor de nuestro país. Se sabe, por el prólogo de la edición, que "Dublineses" no cayó muy en gracia cuando fue presentado, porque sí, muestra la cultura irlandesa, con sus luces y sombras; con lo bueno y lo malo; con lo enriquecedor y lo empobrecedor.

En una sociedad acostumbrada a lo "políticamente correcto", James Joyce escribió la realidad a secas.
Tomándolo como de quien viene, escribió una hermosa forma de incomodidad para reflexionar sobre quiénes son los irlandeses en realidad.

Una hermosa forma de incomodidad para replantearnos quiénes somos los seres humanos en realidad.

La Maga.

JAMES JOYCE

James Augustine Aloysius Joyce es uno de los escritores más reconocidos de todo el siglo XX, mundialmente conocido por la escritura de Ulises. Joyce formó parte de la corriente literaria de vanguardia del modernismo, junto a autores como Virginia Woolf, Marcel Proust o Franz Kafka. Nació en 1882 en un barrio de clase media de Dublín. A partir de los 11 años estudió en un internado jesuita, pero luego debió abandonarlo debido a los problemas económicos que atravesaba su familia. Prosiguió igualmente en otra institución, gracias a que ya se distinguía como estudiante. Estudió lenguas en la Universidad Nacional de Dublín y en 1902 viajó a París para estudiar literatura, pero regresó a Irlanda al año siguiente debido a que su madre sufría de un cáncer terminal. De vuelta en Irlanda, se dedicó a la enseñanza. En 1904 Joyce contrajo matrimonio con Nora Bernacle y ese mismo año la pareja se exilió voluntariamente a Zurich, en donde le habían prometido un puesto como profesor de inglés. Sin embargo, no obtuvo este empleo y se trasladó a Trieste con la ayuda del director de la escuela. Aunque tampoco en Trieste fue empleado, finalmente consiguió un puesto docente en Pula (que hoy forma parte de Croacia). No obstante, su suerte no duró mucho tiempo: al año siguiente, y debido a un complot encontrado en la ciudad, fueron expulsados todos los extranjeros y debió volver a Trieste. Allí pasaría la mayor parte de su vida adulta. Publicó su primer libro en 1907: Música de cámara, un volumen de poemas de temática romántica. En el verano de ese mismo año Joyce volvió a Dublín con su hijo mayor, Giorgio. Intermitentemente vivió entre Dublín y Trieste por diversas razones profesionales, a la vez que la familia sufría una gran crisis económica. Durante todos los años de viaje entre ambas ciudades intentó publicar una serie de relatos cortos sobre la ciudad de Dublín - Dublineses- sin éxito. Recién en el año 1914, previo al estallido de la Primera Guerra Mundial, logró la publicación de sus relatos gracias a un editor londinense. En 1915 y debido a la guerra Joyce y su familia se vieron obligados a dejar Italia y se trasladaron a Suiza. Sus años en Zúrich fueron de gran importancia para su trabajo creativo. Durante este tiempo, a su vez, logró que publicaran Dublineses en Estados Unidos, lo cual lo abrió a un público más amplio. Sin embargo, al mismo tiempo, la enfermedad que padecía hace algunos años se encrudeció. En lo económico, son buenos años los que siguen: Joyce comenzó a ser sostenido económicamente por algunos benefactores, y en 1918 fundó en Zúrich una compañía teatral con la cual representaban obras dublineses. Dos años después, el poeta Ezra Pound le solicitó que fuera a París durante una semana para conseguir que su obra fuera publicada al francés. El autor siguió al poeta a Francia pero en vez de una semana, se instaló en París durante 20 años. La publicación de Ulises en 1922 logró su éxito definitivo en el ámbito literario. Para entonces su enfermedad se había agravado mucho y Joyce escribía aunque era prácticamente ciego. En 1939 publicó su última obra: Finnegans Wake, aunque era conocida como Work in Progress debido a los 20 años que le había llevado escribirla . En 1941 el autor murió en Zúrich, al ser operado por una úlcera.

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