Reseña: "Exangüe", de Alicia Chávez.

 Hay muchos monstruos y hay muchas historias. Historias de monstruos que son arrojados a la existencia por mera ambición humana; historias de monstruos que acechan en la oscuridad hasta capturar a su víctima; historias de monstruos que pierden el control y se vuelven atrozmente destructivos; historias de monstruos que duermen durante el día y beben sangre por las noches. Infinitos etcéteras que no tengo intención de enumerar. Hay muchos monstruos, hay muchas historias de monstruos. Tal vez, lo que más terror genere en estas historias es que son, en todos los casos, creadas por la mente humana.

Así y todo, Exangüe de Alicia Chávez no es una novela de monstruos, no es una novela de terror. Es la historia de Ana Helena, una escritora que no puede superar la peor crisis de su vida: ser demandada por plagio y divorciarse de su marido, quien la abandona para quedarse con la auténtica autora del libro. Entre su soledad, su ansiedad y su instinto de supervivencia, toma empleo en una editorial junto a su prima y así conoce a Gael, el nuevo fotógrafo, un hombre particularmente atractivo e intrigante con varios secretos bajo la alfombra.

Hay muchísimos adjetivos que valdrían ser mencionados para describir la experiencia de lectura. Se trata de un libro que desde el primer capítulo nos pone en alerta, nos encontramos cara a cara con el peligro incluso antes de descubrir a Ana Helena y los conflictos que transita. Esto no sólo genera un rango de sensaciones extremas, como el instinto y la impotencia de querer prevenir a personajes literarios y (lógicamente) no poder hacerlo, sino que también acelera el ritmo de lectura en base a la ansiedad de descubrir cómo se resuelve la situación, si es que se resuelve, o qué rol cumple la protagonista en la trama. Teniendo en cuenta estos aspectos y varios giros inesperados, queda en evidencia que la lectura es ágil, ansiosa, vertiginosa por momentos. Pero, principalmente, oscura.

Oscura. Un adjetivo muy bueno para todo el recorrido de la historia. A través de los eventos, los personajes e incluso las intertextualidades, todo remite, saca a la luz, las peores perversiones humanas. Entre tensión sexual, morbo, tabúes y otras miserias humanas que jamás reconocemos, la oscuridad que todos sabemos que yace en algún mausoleo de nuestro interior, emerge en cada personaje, en cada una de sus acciones e ideas. Pero, contrario a lo que es de esperar, en la historia no vuelve a ser sumergida en lo profundo; más bien, la oscuridad es puesta en escena, observada, evaluada, experimentada. Ana Helena camina dentro de la oscuridad hasta el borde del abismo. Y queda en nosotros, lectores, descubrir si es empujada, si es redimida. O, en cualquier caso, qué es de ella.

Decía, Exangüe no es una novela de monstruos, no es una novela de terror. Es una novela en la que descubrimos el nombre del monstruo desde el punto de partida. Es una novela en la que la víctima de monstruo se sabe víctima, se acepta víctima y hasta se ofrece como víctima, a riesgo de convertirse en otro monstruo.
En conclusión, Exangüe es una novela para reencontrarnos con algo que, aunque duela, ya sabemos.
Que los monstruos siempre son humanos.

La Maga.

ALICIA CHÁVEZ

Alicia Chávez se graduó de Comunicadora Social en Maracaibo, Venezuela, especializándose en periodismo impreso de interés social y cultural. A lo largo de su carrera se ha desempeñado como periodista en medios impresos y televisivos como productora y guionista para programas de corte informativo. Gracias a su pasión por la literatura y el cine, se ha destacado como colaboradora en revistas digitales reseñando películas y libros de diferentes géneros. En 2016 se muda a Buenos Aires, Argentina, donde se dedica a generar contenidos para diferentes medios digitales y en donde continúa su formación en Escritura Creativa, poniéndola ahora en práctica a través de sus obras literarias.