Reseña: "Historias de Cronopios y Famas", de Julio Cortázar.

A veces pasa que uno cae en una situación complicada, se percata de esto y entonces lo evita durante el resto de su vida. A veces pasa, pero esta vez no me pasó. Pocas veces me propuse leer varios libros continuados del mismo autor, y en este caso estoy encaprichada con leer tanto como pueda de Julio Cortázar, aunque eso me lleve a caer reiteradamente en la incomodidad de escribir una, dos, cinco reseñas, sobre libros que no tienen ni buscan explicación.

"Historias de Cronopios y Famas" es una antología de cuentos de Julio Cortázar, un autor que todos conocemos de sobra así sea sólo por haberlo escuchado nombrar. En estos cuentos, se destaca sin duda la pluma lúdica del autor en sus juegos de palabras, su creatividad para transformar situaciones cotidianas en delirios inimaginables y su libertad absoluta a la hora de escribir. Paseando por estas páginas, habremos de reconocer que el autor logra transmitir sonrisas y entablar conversaciones que continúan mucho más allá de cada relato.

Nuevamente sucede que ya se habló infinitamente sobre la pluma de Cortázar, y no tengo intención de replicar frases de expertos en literatura u otros escritores que han disfrutado de estas lecturas posiblemente tanto como yo. Solamente destaco que a mi también, como a la mayoría de los lectores del autor, me resulta sumamente atractiva y auténtica la forma de escritura que es indudablemente suya. Los juegos de palabras constantes, los finales sin finales, las palabras que aunque nunca antes escuchamos aparentan ser cotidianas. Todo eso y tantísimos elementos mágicos más claramente encuentran espacio gracias a la falta de prejuicios, a la libertad y al juego interminable que sin dudas lo caracterizan.

Por otra parte, en este libro, Julio nos regala una lectura de la sociedad que lo rodeó en su momento y que, en muchos aspectos, aún nos rodea, a través de las famas, los cronopios y las esperanzas. Los relatos ilustran claramente muchas cuestiones que caracterizan nuestra idiosincrasia y que no han desaparecido a pesar del paso del tiempo. Es así que, además de sumarnos al juego que el autor propone, el de aceptar su verdad sin estructuras ni prejuicios gramaticales, sintácticos, etcétera (Jack Kerouac estaría orgulloso), también podemos, en base a la lectura, compartir la experiencia de ver a través de sus ojos una realidad que permanece.

Por lo general, en las reseñas hablo de estructuras (no las hay; o las hay, pero libres), hablo de cuestiones que en la obra de Julio Cortázar no sólo han sido enumeradas por voces mucho más cultas que la mía, sino que además son sencillamente lo que hace a Cortázar Cortázar.
Es así que su juego, el de Julio, aún continúa vigente, y desafía a cada lector a rendirse a la libertad por unos minutos, a leer sin juzgar ni buscar demasiados por qué; y me desafía también a mí (al menos, así me gusta imaginarlo) a continuar recorriendo su obra y repetirme lo menos posible en cada reseña.

La Maga.

JULIO CORTÁZAR

Nacido en Bruselas en 1914, durante una estancia temporal de sus padres en esa ciudad, es uno de los escritores argentinos más importantes de todos los tiempos. Realizó estudios de Letras y de Magisterio, y trabajó como docente en varias ciudades del interior de Argentina. En 1951 fijó su residencia definitiva en París, desde donde desarrolló una obra literaria única dentro de la lengua castellana. Algunos de sus cuentos se encuentran entre los más perfectos del género. Rayuela conmocionó el panorama cultural de su tiempo y marcó un hito insoslayable dentro de la narrativa contemporánea. Cortázar murió en París en 1984.