Reseña: "El Prisionero del Cielo" de Carlos Ruiz Zafón.
El segundo escritor español más vendido, después de Cervantes, recibió la propuesta de convertir sus historias en películas. No sé los pormenores, seguramente beneficios a raudales, números de muchas cifras, un renombre aún más contundente. Habrán dicho tantas cosas. Pero el segundo escritor español más vendido, después de Cervantes, rechazó la oferta, dándole así otra esencia a cada una de sus historias y a cada uno de sus personajes.
"El Prisionero del Cielo" de Carlos Ruiz Zafón es la tercer entrega de "Cementerio de los Libros Olvidados", una saga poderosa y mágica que transcurre en Barcelona a principios del siglo XX. En esta parte, conoceremos más sobre la historia de Fermín, amigo incondicional de los Sempere. Cuando un misterioso cliente deja una pista indescifrable, el pasado del querido personaje se abre paso para salir a la luz y ayudarnos a atar cabos para acercarnos a la verdad.
Hablar de la pluma de Zafón es como hablar de los cuadros de Van Gogh. Es muy difícil describir una prosa tan exquisita, atrapante y pictórica. Con diálogos ingeniosos y descripciones encantadoras, sumergirse en cada una de sus historias es cuestión de leer las primeras páginas y dejarse llevar por aquellos personajes entrañables que será imposible olvidar.
Por otra parte, otra gran fortaleza de cada una de las entregas es el contexto histórico, social y cultural que rodea a los personajes. En este sentido, Zafón nos presenta una Barcelona del siglo pasado, una sociedad herida por las guerras y las diferencias ideológicas que no logra encontrar unidad para enfrentar el futuro. Este entorno no sólo condiciona las decisiones de nuestros personajes, sino que además nos regalará un reflejo de nuestro presente para invitarnos a reflexionar.
El segundo escritor español más vendido, después de Cervantes, nos dejó una colección de libros digna de varias relecturas y esa sensación de nostalgia en las últimas páginas cuando nos toca esperar a que nos encuentre otra de sus historias. Y eso vale más que cualquier película.
Porque las palabras son magia que queda, siempre.
La Maga.
CARLOS RUIZ ZAFÓN
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