Reseña: "Solo la Noche" de John Williams.

 Qué dice de nosotros lo que soñamos, qué dicen nuestras ideas del subconsciente. Ideas que no mienten, transparentes, verdaderas, exageradamente nítidas. Ineludibles, a veces dolorosas, se traducen en eso, en sueños oscuros, en pensamientos confusos, en causas que elegimos olvidar pero que tarde o temprano saltan a la luz. Y entonces, nos enfrentamos a nuestro reflejo, a nuestra luz o a nuestra sombra.

"Solo la Noche" de John Williams empieza en un sueño intrigante y críptico, el sueño de Arthur Maxley, un hombre taciturno y solitario que elude sus dolorosos recuerdos del pasado hasta que un inesperado encuentro con su padre lo enfrentará a la realidad. Reflexionando sobre la naturaleza humana, los sueños y la soledad, la lectura nos acerca a su búsqueda de consuelo y paz a través de distintos medios.

"Podía volver al pasado con la mente y la memoria: al tiempo perdido donde residiría aunque fuera un instante, pero un instante milagrosamente arrebatado al presente."

Como autor, Williams triunfa al crear una atmósfera oscura e incierta que invita a hipotetizar sobre los secretos que guarda la mente del protagonista, sus traumas pasados y cómo afectan su vida social. Las profundas reflexiones acerca del hombre, la soledad y el dolor complementan el carácter del personaje de una forma acertada y simple, ilustrando también su alienación y vulnerabilidad. Es así que descubrimos junto con el personaje las consecuencias de sus heridas del pasado cuando los recuerdos se hacen ineludibles.

"Eso era lo que atraía a los hombres y a las mujeres: no el encuentro de la mente o el espíritu, tampoco la conjunción de los cuerpos en la sorda locura del sexo, nada de eso. Era la endeble necesidad de crear un vínculo, aunque fuese una unión más frágil que el lazo más flojo. Era por eso que se esforzaban juntos, incansables y en realidad siempre solos; por eso que amaban y odiaban, se juntaban y alejaban. Por el hilito que nunca tensarían por miedo a cortarlo, por la delicada hebra que nunca asegurarían por temor a que fuera a romperse.
Qué solos estamos, pensó Arthur. Siempre tan solos."

Por otra parte, en mi opinión, una historia que comienza con un sueño tan hermosa y tenebrosamente narrado merecería también un cierre igualmente poético, profundo, oscuro. En cambio, Williams nos ofrece la realidad, lisa y llanamente: un sueño con su lado onírico, una luz al final del tunel; un final crudamente genuino, concreto y con colores reales.

"Por primera vez desde su llegada se dio cuenta de la enormidad del momento presente; y esa enormidad lo envolvió como una ola."

Los sueños, las ideas, los recuerdos nos enfrentan a nuestras luces y a nuestras sombras a medida que pasa el tiempo; y aún nos dan espacio para imaginar que las cosas pueden cambiar, que podemos ser mejores personas, replicar esos sueños en nuestra vida cotidiana. 
Sin embargo, la realidad pocas veces está de acuerdo, y sólo nos queda aceptar.

La Maga.

JOHN WILLIAMS
Nació en Clarksville, Texas, en 1922. Trabajó en radios y periódicos del sudoeste de Estados Unidos, y en 1942 se alistó en el Ejército, donde prestó servicio como sargento durante dos años y medio. En 1948 publicó su primera novela, Solo la noche, y en 1949 su primer volumen de poemas, The Broken Landscape. Un año más tarde completó su maestría en la Universidad de Denver, y poco después concurrió a la Universidad de Misuri, donde trabajó como profesor y se doctoró en 1954. En 1955 asumió la dirección del programa de escritura creativa de la Universidad de Denver, donde enseñó por más de treinta años. Con su cuarta novela, Augustus, obtuvo el National Book Award, uno de los premios más prestigiosos de su país. Stoner, su tercera novela, fue publicada en español por Fiordo en 2016. Murió en Fayetteville, Arkansas, en 1994.


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