Reseña: "El Lector" de Bernard Schlink.
La lectura llega a nuestras vidas para cambiarlas para siempre. Quien nos haya sugerido que leamos lo sabía, y nos regaló la compañía de los libros para siempre, de las historias, de las palabras. Toda esa magia encuadernada. Todas esas vidas por vivir, todos esos viajes por hacer. Y, entonces, una vez en ese punto de dependencia en el que no podemos ni queremos prescindir de los libros, imaginar su ausencia se vuelve una tortura. Imaginar el vacío de historias. El silencio.
"El Lector" de Bernard Schlink nos habla de la importancia de la lectura desde el punto de vista de un adolescente que se enamora de Hanna, una mujer mayor. A través de sus encuentros, descubrimos los secretos ocultos de Hanna, así como la forma en que los libros logran hacernos reflexionar, sentirnos acompañados y ayudarnos a sobrellevar las circunstancias que nos toquen pasar. En un entorno todavía herido por el holocausto y la segunda guerra mundial, la sensibilidad de esta historia conmueve en varios sentidos.
La pluma de Schlink logra tan bien la voz del protagonista que nos hace olvidar que son hechos y personajes ficticios, más allá del contexto histórico. Es una voz ingenua, fresca y sincera, que crece con el personaje y nos cuenta la historia con los sentimientos en carne viva. Entre diálogos impecables y reflexiones breves pero profundas, nos adentramos en lo que los personajes eligen no decir hasta que no queda más remedio. Descubrimos la verdad en pequeñas dosis a través de una narración excelente, detallada pero sin excesos y que confía en el lector para desnudar la trama.
Por otra parte, en mi opinión, hay dos aspectos destacables de este libro. En primer lugar, la fuerza del contexto histórico, de una época en la que Europa aún estaba cicatrizando luego del holocausto y la segunda guerra mundial. Esto lleva a la constante pregunta de qué debe hacer una generación con las atrocidades cometidas en el pasado, ¿debe juzgarlas? ¿debe callar? ¿debe dejarlo atrás?, una pregunta que no pierde vigencia, ni en Europa ni en ningún sitio. En segundo lugar, también es asombrosa la complejidad de los personajes, tanto en el mundo emocional del protagonista como en el silencio de Hanna. La libertad individual aparece en el centro de la escena para, en lugar de juzgar, buscar empatía y comprender al otro.
Esta lectura me dejó esa pregunta: ¿cómo sería mi vida sin la posibilidad de leer? Vacía, silenciosa, monótona. Cuánto se perdería en esa ausencia de historias, cuántas decisiones equivocadas sin los consejos de escritores y sus personajes. Pero también me dejó optimismo.
Porque afortunadamente el mundo está lleno de lectores.
La Maga.
BERNARD SCHLINK
Bernhard Schlink (Bielefeld, 1944) ejerce de juez y vive entre Bonn y Berlín. Es autor de cuatro galardonadas novelas policíacas que tuvieron un gran éxito de público, tres de las cuales han aparecido en esta colección: La justicia de Selb (en colaboración con Walter Popp), El engaño de Selb y El fin de Selb. Anagrama también ha publicado El lector, que fue saludada como un gran acontecimiento literario en 1995, traducida a 39 idiomas y llevada al cine, y que se convirtió en un extraordinario bestseller internacional, un clásico moderno. Fue galardonada con diversos premios, como el Hans Fallada, el Welt o el Ehrengabe de la Sociedad Heinrich Heine, así como el Grinzane Cavour en Italia y el Laure Bataillon en Francia. Los títulos posteriores de Schlink, Amores en fuga, El regreso, El fin de semana, Mentiras de verano, Mujer bajando una escalera y Olga, han confirmado su extraordinario talento
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